Los popes de la CGT fueron duramente cuestionado por dirigentes gremiales de peso como Pablo Moyano y Paco Manrique. La primera fuga
Las tensiones internas de la CGT generaron la primera fuga. A los dichos de Pablo Moyano, quien evaluó dar un paso al costado de la conducción de la central obrera, se sumó la renuncia del titular de un importante gremio, que aseguró correrse por no sentirse representado por los popes.
«Después la CGT se enoja cuando la política la deja de costado en procesos electorales. Siempre están navegando en ese río del medio a ver en qué oprilla te parás según convenga. Pablo es un compañero al que aprecio mucho. Paco Manrique de la CGT, se va. De la conducción, Pablo es al único que respeto, porque tiene conciencia», agregó.
Finalmente, postuló que «alguien tiene que dar los primeros pasos» y consideró que «si arrastramos a la fuerza o con promesa, esatamos haciendo lo mismo que estos muchachos».
¿La CGT pierde una pata del triángulo de conducción?
La CGT está ahora bajo la conducción de los gremialistas Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. Este último, deslizó que podría correrse de la central, al cuestionar el perfil «dialoguista» de los otros dirigentes.
“Dialogar con el Gobierno no sirve para nada: hay que confrontar”, señaló, al tiempo que marcó «no etender» la postura de «ir a hablar con funcionarios que cagaron a palos a jubilados y le quieren sacar el presupuesto a las universidades”.
En ese plano, postuló que “hay un montón de cosas que deberían discutirse en la CGT y no se están discutiendo”, en tanto que marcó que “después (del paro de transporte del 30 de octubre) veremos qué medidas tomamos, si la continuidad en la CGT o no”.
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DIEGO
